martes, 27 de julio de 2010

EL NOMBRE

El Tío Storm, fue el primero en preguntar mi nombre. Yo acababa de llegar a París y no podía recordar cómo me llamaba antes de vivir allí. Le conté que antes me llamaba Penetra y era impenetrable. Que no tenía un nombre pero podía decirme: Padrino, Padrino Dyke. La perfomatividad de ese nombre era lo que mejor me contenía en aquel momento.

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